miércoles, 29 de agosto de 2007

El Lugar

Aunque de repente las miradas te perturben,
los murmullos te acorralen,
las risas te desarmen
y las espaldas se te regalen.
Aunque sin quererlo estés sentada,
ingrávida, en silencio,
siendo presa de tus lágrimas.
Aunque un día tu sol se apague,
tu luna no venga a arroparte,
tu lluvia se seque.
Aunque de reptente la moneda se de vuelta hacia la cruz,
cuando ya nada te quede más que morir,
voy a acariciarte el pelo y besarte la frente.
Voy a hacerte sentir que aún en el descuento de la vida,
siempre pero siempre, se puede encontrar el lugar,
el refugio para el alma herida.

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